La vida es perfecta aún en la imperfección
Por: Alma Chávez
Como toda mujer
Judith deseaba casarse y tener una familia hermosa y feliz, niños corriendo un
hogar lleno de risas y alegría, como la de sus padres, ella es la segunda hija
de 3 hermanos. Las cosas se iban dando tal como lo soñó, Judith se casó con su
hombre ideal y sabia que en cualquier momento la familia vendría, pasaron unos
meses pero el médico les dijo que todo estaba bien que era por ajustes así que
no se preocupó en absoluto.
Un día sin darse cuenta su sueño era ya una realidad su bebé estaba ahí con sus 2 meses de vida, ella fue la mujer mas feliz el mundo supo lo que era felicidad plena, la alegría se tornó en el hogar y poco a poco iba creciendo ese vientre y también el amor por su bebé.
Un día sin darse cuenta su sueño era ya una realidad su bebé estaba ahí con sus 2 meses de vida, ella fue la mujer mas feliz el mundo supo lo que era felicidad plena, la alegría se tornó en el hogar y poco a poco iba creciendo ese vientre y también el amor por su bebé.
Ya en el sexto mes ella creyó conveniente empezar con los
preparativos propios de la llegada de su hijo buscando ideas como decorarlo y
además le tocaba su chequeo médico, emocionada en el consultorio por escuchar
el latido de su corazón se le hacia tarde la espera, llega el médico y empieza
la revisión, en la pantalla se hace un silencio,el médico sale y busca a los
acompañantes, ella no entiende que pasa. de repente ve entrar a su esposo y
familia y la abrazan diciéndole que la tenían que operar de emergencia, su bebé había muerto, ella desconsolada despertó vacía y sólo pudo ver en el pasillo
como se llevaban a su bebe.
Sus días de gran felicidad se volvieron los días más terribles de su vida y la de su esposo, casi al borde de la locura, aunque le daban apoyo, nadie podía llenarle su corazón y comprender lo que ella pasaba. Judith entró en total depresión y con su cuerpo, que sin saber lo que pasaba, seguía los procesos biológicos de la maternidad con su pecho brotando la leche materna a quien no tenía para dársela.
Poco a poco ella fue reincorporándose aunque lento por su cesárea y enfrentándose a la vida con su pena, viendo como sus amigas, hermana y primas festejaban baby showers, los bautizos y cumpleaños llenos de alegría, ella se sentía tan feliz por ellas pensando que no tuvieron que pasar por su misma suerte, pero con su corazón en pedazos.
Aunque nada fue igual, salió adelante.
Sus días de gran felicidad se volvieron los días más terribles de su vida y la de su esposo, casi al borde de la locura, aunque le daban apoyo, nadie podía llenarle su corazón y comprender lo que ella pasaba. Judith entró en total depresión y con su cuerpo, que sin saber lo que pasaba, seguía los procesos biológicos de la maternidad con su pecho brotando la leche materna a quien no tenía para dársela.
Poco a poco ella fue reincorporándose aunque lento por su cesárea y enfrentándose a la vida con su pena, viendo como sus amigas, hermana y primas festejaban baby showers, los bautizos y cumpleaños llenos de alegría, ella se sentía tan feliz por ellas pensando que no tuvieron que pasar por su misma suerte, pero con su corazón en pedazos.
Aunque nada fue igual, salió adelante.
Al año siguiente
volvió a sonreír, esperaba a su segundo bebe y creyó que era un regalo por tanto
dolor, pero poco le duró la alegría, ella perdió de nuevo a su bebé y tuvo su
segunda intervención quirúrgica por la gravedad.
Su tristeza volvió a aparecer, ya con su corazón débil se fue apagando, las amistades le decían "estas joven ya vendrán más hijos" como si los hijos fueran reemplazables.
Con un matrimonio en crisis, le detectaron un problema en las trompas de falopio y se tenía que someter a nueva intervención para prevenir algún daño mayor. Ella ya estaba devastada, pero sabia que era lo mejor por su salud, aunque ello le costara volver a concebir. El médico le dio ánimos y opciones para realizar su sueño, pues es sus 35 años aún estaba en la posibilidad de embarazarse por vía in vitro.
Su tristeza volvió a aparecer, ya con su corazón débil se fue apagando, las amistades le decían "estas joven ya vendrán más hijos" como si los hijos fueran reemplazables.
Con un matrimonio en crisis, le detectaron un problema en las trompas de falopio y se tenía que someter a nueva intervención para prevenir algún daño mayor. Ella ya estaba devastada, pero sabia que era lo mejor por su salud, aunque ello le costara volver a concebir. El médico le dio ánimos y opciones para realizar su sueño, pues es sus 35 años aún estaba en la posibilidad de embarazarse por vía in vitro.
En este momento Judith está divorciada fueron tantos las situaciones que tuvieron que pasar que
el matrimonio y el amor no pudieron superar, ella tiene una pareja y ya ha acudido
con un especialista en reproducción asistida para que la asesore pero no esta
del todo convencida que sea un opción viable, los costos son elevados y es someterse a diferentes procedimientos.
Su ilusión por ser madre se ha debilitado, ahora esta en un proceso de aceptación y asimilar que la vida no siempre es como se espera pero que a pesar de ello es perfecta, tiene como meta seguirse preparando,viajar y dejar de preocuparse por lo que no pudo ser.
Su ilusión por ser madre se ha debilitado, ahora esta en un proceso de aceptación y asimilar que la vida no siempre es como se espera pero que a pesar de ello es perfecta, tiene como meta seguirse preparando,viajar y dejar de preocuparse por lo que no pudo ser.
Sus pequeños
Roberto y Ángel fueron dos seres de luz en su vida, le enseñaron lo que es la
felicidad plena, la maravilla de saber lo que es la maternidad a pesar de su
corta estancia.
Ellos quisieron venir a este mundo para dejarle un mensaje
"Te di mi presencia madre,te mostré y me mostraste tu amor tan
grande, ahora dejo mi lugar para quienes necesitan amor como el tuyo"
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